Mi obra

¿No se han dado cuenta que la vida es un quizás? ¿O tal vez, ese sueño anhelado que jamás existe? La vida misma se basa en querer ser uno siempre, pero el único verdadero motivo de su existencia es amar ser uno siempre, y aunque sueñes ser algo más, siempre vas a despertar embriagado por la imagen de quien eres en realidad…

¿Y entonces qué hago yo? ¿Qué hago yo que busco desesperadamente plasmar esencias que no son las mías? ¿Será que me estoy perdiendo de mí mismo para captar todas y cada una de las maravillosas personalidades que habitan sobre la faz de la tierra en mi lienzo? ¿O me estoy perdiendo de captarlas por añorar encontrar lo más celestial de las deidades? ¿Alguien capaz de llenarme de inspiración hasta la médula?...

¿Alguien tiene idea de que es la perfección de una tarde, de un lugar, de un instante? Yo no tenía ni idea tampoco, hasta un día, estando enamorado de mí, me enamore de mi arte, de toda la belleza que con cada pincelada me emocionaba el alma, de toda la delicadeza y la sensualidad que mis manos un día tocaron y que hoy recorren a manchas el recuerdo de aquel tacto. De todas las veces imaginé a una mujer hermosa y la convertí en fantasía, y que, gracias al óleo, la hice cobrar vida y la volví tangible, para entonces, tenerla, tocarla, admirarla, para hacerle el amor a través de mi cuadro, que nunca ha sido mío, que ahora es suyo.

Y las personas me observan, algunos extasiados, otros asombrados, y mucho amargados…Como hablo de la forma en que en el simple hecho de sentir como unos suaves pies pisan el suelo de una gama de colores escogidos a posta hacen que se me desnude el alma hasta las entrañas, como una mano osada que se escurre tras la puerta de la conciencia para autocomplacerse, se posa en un orgasmo sobre su obra para tratar de no esconderse, de cómo esa misma imagen la tengo a diario frente a mi cama. De cómo siento que muero todos los días un poquito si no soy capaz de pintar nada… Y me miran, y piensan que tengo una habitación en psiquiátrico a mi nombre… ¿Pero que saben los simples hombres de lo bello y efímero que es el arte? ¿Qué se yo de cuán transcendental puede llegar a ser el mío si no lo intento? ¿Si no consigo que las señales de los miles de hipotálamos viajen descontroladas por las mentes de quienes sean capaces de sentir lo que yo siento? ¿Y si ni siquiera lo intento, como voy a estar seguro de que lo quiero?